jueves, 27 de enero de 2011

Balance General. Pablo Muñoz-Torrero Ortiz

Este cuatrimestre ya llega a su fin y con cierta gracia se me viene a la cabeza el primer día de proyectos y esas primeras semanas…
Llegábamos al aula y por ser Proyectos ya pasaba algo raro, tras esperar media hora larga nos dan cuenta de que nos reunimos con otro grupo para impartir esta materia. Recuerdo que ese día se soltaron al aire preguntas que a muchos, dentro de los que me incluyo, resultaron un tanto extrañas; pero de esa manera también aprendimos cosas como a qué altura se encuentra el horizonte. También ese día ya nos íbamos dando cuenta del profesorado tan peculiar que nos había tocado cuando la primera exposición que vemos trata de una mujer abrazando esquinas y “midiendo” Viena con su cuerpo.
Es cierto que todos pensábamos cosas tales como que las tareas iban a ser muy abstractas, que nos íbamos a pasa noches en vela o casi en vela haciendo proyectos, que iba a ser una de las asignaturas “estrella”….sí, todo eso probablemente lo pensáramos muchos. Lo que casi nadie se podría imaginar es la manera en que haríamos todas esas cosas, lo diferente que iba a ser a cómo habíamos imaginado…
Como ese primer Safari, en el que las únicas instrucciones fue, “hacer 8 fotos de la escuela a casa”, y ya está, para qué más. Así nos salió luego, aunque uno se salvo y fue el que pilló mejor la idea que iban buscando los profesores. Ya es verdad, que a partir de ahí ya poco a poco nos íbamos dando cuenta de los gustos del profesorado de Proyectos 1 y de cómo debían de ir los trabajos encaminados.
Cada vez cada trabajo de cada cual iba teniendo algo más de sentido, algunos más que otros, pero seguramente si ahora mismo viéramos nuestro primer trabajo, el primero; sabríamos mejorarlo rápidamente sin comernos mucho la cabeza.
Mientras se adentraba este cuatrimestre ya muchos nos habíamos percatado de que si que eran tareas abstractas, pero no era esa rayada de no saber dónde colocar un mueble en la maqueta, o si hacer una casa de dos o tres plantas. Al igual que esas noches en vela también las íbamos a pasar, pero cosiendo y arreglando un traje, y no cortándonos la mano con un cúter oxidado.
En fin ha sido una manera totalmente distinta a la que, por lo menos yo, teníamos en mente de lo que era proyectos. Hasta que no avancemos en nuestra carrera y en nuestra vida profesional como arquitecto (para el que la alcance) nunca sabremos si ha sido en positivo o si no ha servido para nada. Yo personalmente, confiando en el criterio del profesorado y de su experiencia, dudo que hayamos hecho esto para simplemente “pasárnoslo bien”.
De lo que estoy seguro es de haber dado un giro de 360º con respecto a la idea que yo tenía de la carrera, es como si me hubieran quitado una venda. Esa idea típica de pensar en arquitectura como un mero hecho de tratar de levantar edificios, la he completado en muchos sentidos y ahora eso de levantar edificios lo veo más bien como una inevitable consecuencia y no como la primera causa.

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