El tiempo sigue en movimiento ,de manera constante, algunas veces las agujas del reloj se arrastran lentamente ,otras tan rápido que no te das cuenta de que se han movido esos treinta grados necesarios para que marque la hora siguiente, pero siempre de manera constante, como el metrónomo que marca el tiempo de una sinfonía.
Últimamente, todo nuestro tiempo pasa de la segunda manera , un día llegas a tu casa después de clase con trabajos que hacer y tu ,intentando seguir el ritmo incesante del metrónomo natural que es el tiempo, compruebas que te hacen falta horas en ese maldito reloj.Quizás sea por falta de organización,quizás sea por que aún no hemos cogido ritmo , pero lo cierto es que muchos de nosotros desearíamos que este reloj que llevamos siempre pegado en la frente marcase veintiséis horas al día.

Esta imagen la he añadido porque al pensar en la relación de falta de tiempo y esa mirada fija sobre el reloj fue la primera que se me vino a la mente,pero pienso que está relacionada y que de alguna forma explica lo que quiero decir.
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